Tal y como hemos comentado en la introducción, el origen del gato persa es bastante desconocido y sin exactitud. Los antepasados de dicho gato los remontamos al año 1620, en Italia, donde fueron importados desde Persia y Jorasán por Pietro della Valle. Por otro laod, Nicholas Claude Fabri de Peiresc también exportó el gato de Angora (la actual Ankara, capital de Turquía) a Francia. A partir de aquí pasó a Gran Bretaña y se fue expandiendo por otros países. El gato persa tiene el pelo largo y, gracias a la historia, se sabe que la aristocracia del siglo XIX ya pedía gatos de estas características. Fue gracias a una hibridación con el gato de Pallas pudieron tener gatos con el pelo largo.

Para que podamos entender mejor el físico de este gato, vamos a mencionar las características del gato persa resumidamente. A continuación:

• Cara aplanada: cabeza redondeada junto a los pómulos prominentes y un hocico corto acaban de dar forma a la cara aplanada de esta raza. Sus pómulos son prominentes y fuertes, además de tener una frente redondeada. El hocico es cortito y chato, en contraste con su mentón cargado de fuerza.
• Ojos grandes: llenos de expresividad en contraste con las orejas pequeñas y redondeadas. Tienen una forma muy redonda y, cuánto más separados estén el uno del otro, mejor.
• Orejas en “V”: las orejas de la raza persa deben estar en simetría con su cabeza, por lo que deben formar una “V” desde los extremos donde están situadas hasta el mentón.
• Tamaño medio/grande: además, el gato persa es muy musculoso y redondeado. Su peso oscila entre los 6 y 7 kilos, dependiendo de si se trata de una hembra o un macho respectivamente.
• Gruesas patas: tiene el cuerpo compacto, estilo Corby.
• Cola corta: no debe sobrepasar más de la mitad de su cuerpo, por lo que estamos hablando de que tiene una cola corta. En definitiva, estos gatos destacan sobre todo por ser toscos y macizos.
• Pelaje largo y abundante: además de ser espeso, tiene un tacto muy suave. Una curiosidad sobre los gatos persa es que tienen pelo entre los dedos de sus patitas, algo que los convierte en un animal muy solicitado.

Colores del gato persa

Los colores del manto del gato persa son muy variados:

• Blanco
• Negro
• Chocolate
• Rojizo
• Crema

Estos son algunos de los colores en el caso del pelaje sólido aunque también existen gatos de la raza bicolores, Tabby e incluso tricolores en el caso de las hembras. Por otro lado, el gato persa Himalayo cumple todas las características del persa común aunque su pelaje es similar al de los siameses, el pointed. Estos tienen siempre los ojos azules y pueden mostrarse en color chocolate, lila, crema, flama, carey o azul.

El gato persa es un gato familiar y tranquilo que encontraremos en multitud de ocasiones relajándose en el sofá, ya que pasa largas horas del día reposando. De hecho, una manera muy común de llamar a los gatos persa es decirles tigres del sofá porque están siempre estirados o durmiendo. Es un gato extremadamente doméstico que no muestra actitudes típicas de sus parientes salvajes. Además observaremos que el gato persa es muy presumido y ostentoso: sabe que es un animal hermoso y no dudará en pavonearse varias veces por delante nuestro para conseguir caricias y atenciones.

Le gusta sentirse acompañado por personas, perros y otros animales. También se comporta maravillosamente con los niños si estos no le tiran del pelo y se comportan con él adecuadamente, ya que tiene un temperamento apacible y doméstico. Cabe añadir que es un gato muy goloso al que le convenceremos fácilmente de hacer trucos de todo tipo si le premiamos con golosinas.

El gato persa muda el pelo según la temporada, por ese motivo y para mantener la calidad del pelaje es muy importante cepillarles diariamente. Además evitaremos los enredos y las bolas del pelo en el estómago, ya que si se le llegan a formar nudos en estas zonas es muy probable que solo el veterinario pueda deshacerlos y quitarlos. En ningún caso podemos cortarles nosotros mismos los nudos o el pelo de la zona afectada. Ofrecerle un baño a nuestro gato si se ha ensuciado en exceso es una buena opción para prevenir la suciedad y los enredos.

Debido a las características de su cara: los ojos redondos y la nariz corta, en ocasiones puede ser que el gato persa tenga complicaciones para lavarse las zonas ocular y nasal. Como tutores de nuestro nuevo amigo peludo, debemos facilitarle esta limpieza con un pañuelo húmedo o té de manzanilla. De esta manera, ayudamos a que la zona esté limpia y no se irrite. Sino, en el mercado encontraremos productos específicos para la raza que sirven para eliminar el exceso de grasa, la limpieza de los lagrimales o de los oídos.

El gato persa es propenso a sufrir por culpa de la enfermedad renal poliquística o el síntoma de los testículos retenidos. La enfermedad renal poliquística es genética y afecta a los riñones del felino, por lo que le puede generar quistes llenos de líquido en uno o dos de los riñones. Si no se trata el problema con tiempo, puede acabar desencadenando una insuficiencia renal irreversible.

La segunda enfermedad más común en el gato persa es la atrofia progresiva de la retina, donde se crea una curvatura de la retina y puede generar ceguera al felino. También se trata de una enfermedad genética. Otras enfermedades que pueden afectar a tu gato persa son:

• Toxoplasmosis.
• Maloclusión.
• El síndrome de Chediak-Higashi.
• Anquilobléfaron congénita.
• Entropión.
• Epífora congénita.
• Glaucoma primario.
• Dermatitis del pliegue cutáneo.
• Cálculos en las vías urinarias.
• Displasia de cadera.

Curiosidades

• La obesidad es un problema muy grave en la raza persa que a veces se manifiesta tras la esterilización. Recomendamos acudir al veterinario y consultar el tipo de alimento adecuado.