El microchip es una diminuta cápsula de cristal, del tamaño de un grano de arroz (menos de 1.5 cm de largo), que cuesta entre 20-30 €, y que lleva en su interior un código de identificación único para cada animal. Está formado por 2 componentes: uno es el microchip en sí, dónde está integrado el sistema electrónico con el código identificativo, que no emite ninguna señal ni lleva ningún tipo de batería para su correcto funcionamiento; y el otro componente es la cápsula que lo contiene, que es diminuta y está hecha de un cristal biocompatible, por lo que nunca puede ser rechazado por el organismo de nuestra mascota. La información que contiene y que queda registrada en la base de datos del Censo Canino de cada comunidad autónoma, son los datos más relevantes del animal como el nombre, el registro de vacunas, si está o no esterilizado, los datos del dueño y la dirección del domicilio.

En el caso de Argentina, cada comunidad autónoma tiene su propia normativa y aún lamentablemente no es obligatorio en todo el país poner el microchip para perros y gatos pero por ejemplo, en la comunidad de Madrid sí que lo es desde 1993. La ley española obliga a identificar a todos lo animales de compañía, incluyendo a aquellos que no salgan de casa (como los gatos), pero depende la comunidad, puede ser mediante un tatuaje o un microchip, aunque cada vez son más las que obligan a colocar el sistema electrónico. Si tu mascota no está identificada y lo descubren, las autoridades pertinentes te pueden multar, ojala algun dia copiemos las cosas buenas del primer mundo.

Sólo los veterinarios pueden colocar el microchip a nuestra mascota, a partir de que esta tenga un mes y medio/dos meses de edad. La manera de implantarlo es la siguiente: mediante una aguja hipodérmica, el veterinario inyecta el microchip por debajo de la piel a la altura de la nuca del animal, de manera indolora y rápida, aunque siempre hay animales que son más sensibles que otros. Una vez inyectado, nuestra mascota podrá hacer vida normal y ya tendrá su DNI personal.

Es necesario implantar el chip para perros y gatos solo una vez en la vida, ya que este permanecerá siempre en el cuerpo del animal. También es necesario tener todos los datos siempre actualizados, por lo que en caso de cambios de domicilio, de propietario, de fallecimiento, etc… hay que acudir e informar al veterinario, para que actualice los datos lo antes posible.

• Colocar el chip a nuestras mascotas sirve por varias razones:
• En primer lugar, a efectos legales podemos corroborar sin ningún problema que somos los propietarios de nuestra mascota, ya que es imposible falsear los datos que contiene el microchip.
• En segundo lugar, si perdemos o nos roban a nuestro animal de compañía, el chip servirá para que las autoridades pertinentes puedan identificarlo inmediatamente y así sea más fácil encontrarlo.
• Y por último pero no menos importante, la implantación del chip en los animales de compañía ayuda a evitar el abandono y/o los abusos, ya que la ley castiga a todos aquellos que abandonan o maltratan a los animales con unas sanciones económicas muy elevadas. Así con el chip, es muy fácil encontrar a los propietarios o responsables legales en estos casos.

La manera en que se pueden ver los datos de un microchip es mediante un lector especial, que traduce y descodifica la información contenida en este. Cada lector, es como un escáner que envía una señal de radio al chip y lee el número de código de identificación personal del perro o gato. Así pues, ese código aparece en la pantalla del lector y con ese número, el veterinario o las autoridades pertinentes son capaces de localizar inmediatamente al animal y a su propietario.

La mejor opción para localizar lo antes posible a un animal perdido o robado es mediante un microchip, ya que aunque este lleve una chapa o un collar identificativos, estos siempre se pueden caer, extraer, perder, etc, por eso es tan importante tener siempre actualizados todos los datos.

Por lo tanto, si esto pasa, lo primero que tenemos que hacer es notificar de inmediato a la siguientes autoridades o instituciones, indicando el número del chip y el nombre del animal, nuestros datos personales y, si lo sabemos, la fecha y el lugar donde se perdió o nos robaron a nuestra mascota:

• Ir a la Policía Local.
• Al centro en el que adoptamos el animal, si es adoptado.
• Al Ayuntamiento o municipalidad.
• A la perrera o centro de detencion de Animales de Compañía.

En el caso de que te hayas ido de viaje, o por lo que sea, tu mascota se haya perdido en otra comunidad autónoma que no es en la que está registrada, deberás notificarlo lo antes posible a las dos comunidades para agilizar los trámites, porque como se ha dicho anteriormente, cada comunidad tiene su propio registro y normativa.

Y si eres tú el que se encuentra con un animal abandonado, te recomendamos que lo primero que hagas sea mirar si tiene alguna chapa o collar identificativos para avisar a sus dueños, y si no es así, debes acudir lo antes posible a un veterinario para que pueda leer su microchip.

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