Cimarrón uruguayo

El cimarrón uruguayo es un perro de origen incierto. Lo único que se sabe es que podría ser el descendiente directo de los perros que llegaron al territorio uruguayo acompañando a los conquistadores europeos. Se sospecha que el actual perro cimarrón uruguayo es el fruto de la selección natural, pues los perros de los colonizadores que fueron abandonados o escaparon tuvieron que sobrevivir en un entorno nuevo y desconocido, aguantando solo los más fuertes.

No obstante, su lucha por sobrevivir no finaliza ahí. Debido a la abundancia de alimento de las regiones en las que se empezó a reproducir, se iniciaron ataques de jaurías de cimarrones salvajes a rebaños e incluso caravanas de viajeros. Por ello, algunos fueron perseguidos y asesinados, llegándose a contabilizar miles de cimarrones muertos. Sin embargo, algunos locales sí vieron las virtudes de la raza y decidieron domesticarla e incorporarla a su vida diaria, convirtiendo al cimarrón uruguayo en un excelente perro guardián y de pastor de los diferentes rebaños de todo el territorio. Gracias a esto y a lo mucho que lucharon estos perros por seguir viviendo, la raza es lo que conocemos hoy en día.

En 1989 se consiguió el primer reconocimiento oficial de la raza cimarrón uruguayo, con la elaboración de su estándar por parte del Kennel Club Uruguayo (KCU)^[1]. En el caso de la Federación Cinológica Internacional, el estándar llegó en 2017^[2].

En el cimarrón uruguayo existe una enorme variabilidad entre diferentes ejemplares, aunque suelen encontrarse en un tamaño entre mediano y grande. En líneas generales, un cimarrón adulto macho pesa unos 38-45 kilogramos y mide 58-61 centímetros a la cruz, mientras que una hembra adulta pesa entre 33 y 40 kilogramos y tiene una altura a la cruz de entre 55 y 58 centímetros. Su esperanza de vida oscila entre los 10 y los 13 años.

El perro cimarrón uruguayo es de tipo moloso, por ello su cuerpo es similar a estas razas caninas. Así pues, es fuerte, robusto y con una potente musculatura que le da ese porte tan atlético. Es un perro ágil y tiene un gran equilibrio. Sus patas son rectas y de desarrollada musculatura, mientras que su cola es gruesa, de inserción media y porte bajo.

El hocico del cimarrón uruguayo es ancho y algo más corto que el cráneo, con una trufa que es o bien negra o bien acorde al color de su pelaje, siendo en todo caso bastante amplia. Los ojos, de forma almendrada, son medianos y de mirada penetrante, con un color habitualmente oscuro. Las orejas, también medianas, son de implantación media y forma triangular que cae hacia los laterales de la cabeza. Antiguamente, las orejas del cimarrón uruguayo solían ser amputadas, pero por suerte esta es ya una práctica ilegal en la mayoría de países, ya que se trata de una crueldad totalmente innecesaria y que perjudica la salud del animal. Para más información acerca de por qué no debes cortar las orejas del cimarrón uruguayo ni de ningún otro perro, no te pierdas este artículo: “¿Por qué es malo cortar al cola y las orejas a los perros?”.

El manto de este perro es corto, de gran densidad y liso, presenta una subcapa más sedosa y densa que la superior.

Colores del cimarrón uruguayo

Los colores oficiales de un cimarrón uruguayo son los bayos y atigrados en cualquier variedad, lo que incluye atigrado azulado y bayo azulado. Puede tener o no máscara y carbonado. Se aceptan manchas blancas siempre que estas se ubiquen en la garganta, el maxilar inferior, el vientre, el antepecho o las patas, pero sin llegar a la articulación de la muñeca.

El cimarrón uruguayo cachorro

Desde pequeños, los perros cimarrones dejan traslucir su fuerte carácter y tenacidad. Son perros que de no ser entrenados desde cachorros suelen presentar problemas de socialización, en especial con otros animales, con los que se muestran territoriales y agresivos. Por ello, en esta raza es de vital importancia comenzar la socialización y la exposición a personas y otros animales cuanto antes.

El cimarrón uruguayo es un perro de carácter equilibrado, muy sociable si ha sido correctamente habituado al contacto con los demás, pero sobre todo y ante todo destaca por su gran seguridad y valentía. Es un perro tenaz que no se rinde nunca, no para hasta conseguir sus objetivos, lo que a veces hace difícil el trato con él. Sin lugar a dudas, posee una personalidad muy marcada.

No es una raza indicada para aquellos que no están acostumbrados a tener perro, ya que necesitan de paciencia, constancia, compañía y bastante conocimiento previo de la raza y de la forma de llevarla.

La raza cimarrón uruguayo se adapta mejor a espacios grandes y abiertos, aunque hay muchos ejemplares que viven en pisos sin problemas debido a que son correctamente estimulados. En cuanto a su relación con los demás, puede presentar respuestas agresivas ante otros perros y animales, pues hay que tener en cuenta que tradicionalmente era un can entrenado como guardián y perro de caza. Puede convivir con niños si se entrena adecuadamente, pero se recomienda supervisión.

Una de las exigencias primordiales en cuanto al cuidado de un cimarrón es que se ejercite de forma diaria, con un mínimo de entre 45-60 minutos de actividad física intensa, algo más si es de intensidad moderada. No le basta con paseos, necesita correr y hacer ejercicio para mantenerse sano y tranquilo. Puedes practicar algún deporte como el running o la natación con este perro, jugar o practicar en circuitos de Agility.

En cuanto a otros cuidados, el cimarrón uruguayo no requiere grandes atenciones, basta con proporcionarle una dieta equilibrada y adaptada a sus necesidades nutricionales, una buena hidratación y atención afectiva. Su pelaje no requiere más que un cepillado regular, al menos un par de veces por semana, para eliminar suciedad y pelo muerto. Se recomienda cortar sus uñas si no las desgasta de forma natural.

Para su alimentación, puedes optar por piensos naturales para perros con las características del cimarrón uruguayo o seguir la dieta BARF, preferiblemente de la mano de un veterinario especializado en nutrición.

Si queremos entrenar a un cimarrón uruguayo no hemos de dudar de que estamos ante un gran reto, pues esta raza se ha ganado, y no sin razón, una gran fama sobre lo difícil que es adiestrarla. Es un perro bastante independiente y tozudo, no destaca por ser dócil ni tendente a ceder a las peticiones, por lo que, en general, es considerado un perro con una fuerte personalidad.

Precisamente por las peculiaridades anteriores, es preciso tener ciertos conocimientos sobre adiestramiento canino, de manera que no es una raza apta para principiantes. A la hora de educar y adiestrar a un cimarrón uruguayo, la constancia y el refuerzo positivo son claves. Así mismo, es imprescindible no olvidar la socialización del cachorro para conseguir que aprenda a relacionarse correctamente con otros perros, animales y personas. Con esto, será un can muy sociable, pero sin este proceso conseguiremos justo lo contrario. En caso de adoptar a un cimarrón adulto con problemas relacionados con la falta de socialización, te recomendamos acudir a un educador canino a un etólogo.

En general, los ámbitos que más atención suelen requerir en el caso del cimarrón uruguayo son la agresividad, la posesividad y territorialidad y la socialización. Para ello, se necesita mucha paciencia, conocimiento y sobre todo esfuerzo, pues es posible, aunque difícil, entrenar a un cimarrón. Nuevamente, si no lo conseguimos lo más correcto es acudir a un profesional.

En general, dados los orígenes de la raza, que en principio era completamente salvaje, se trata de un perro con una salud envidiable. Sin embargo, no es inmune a padecer enfermedades. Algunas de ellas incluyen trastornos como el hipotiroidismo, que afecta al funcionamiento de la glándula tiroides, dándose una producción deficiente de la hormona tiroidea, esencial para un buen metabolismo. Algunos síntomas de hipotiroidismo en perros son el cansancio, aumento de peso sin razón aparente, infecciones y adelgazamiento de la piel.

Para saber si el cimarrón padece esta y otras afecciones es fundamental realizar chequeos veterinarios periódicos, pues la mayoría son detectadas con exámenes básicos como análisis sanguíneo o revisiones rutinarias.

Otras afecciones reseñables son la obesidad, la displasia de codo o cadera y la torsión gástrica. Por ello, es fundamental mantenerlo bien alimentado, ejercitado y, por supuesto, acudir al veterinario de referencia de forma periódica.