El bulldog inglés es un perro de apariencia inconfundible. Robusto y bajo, tiene un aspecto feroz (debido a sus orígenes), aunque su carácter suele ser afectuoso y tranquilo. Son ideales para aquellas familias en las que se le dedique una especial atención a las mascotas, ya que es un perro que necesita estar continuamente en contacto con sus dueños.
Asimismo, a los canes de esta raza se les considera muy fieles porque es muy difícil hacer que un bulldog inglés cambie de dueño, pero también se caracterizan por ser bastante posesivos con la comida o los juguetes, así que si quieres adoptar a uno de estos animalitos, te mostramos sus principales características para que los conozcas un poco mejor.
Origen del bulldog inglés
El bulldog inglés desciende de perros que eran empleados para manejar, acorralar y atacar a toros y vacas en Gran Bretaña. Esas costumbres dieron origen a las peleas de perros con toros y otros animales grandes, pero afortunadamente ese “deporte” cruel fue prohibido ya en el siglo XIX.
Cuando se prohibieron las peleas de perros con toros, el bulldog perdió popularidad entre los ingleses y fue desapareciendo gradualmente. Algunos inmigrantes ingleses radicados en los Estados Unidos mantuvieron la raza con pocos cambios, dando origen a los ancestros del bulldog americano. Sin embargo, en Inglaterra, el bulldog original fue cruzado con perros más chicos y menos agresivos, modificando su forma hasta la que tiene actualmente.
El bulldog inglés de la actualidad no es el perro agresivo capaz de lidiar con toros, sino un animal que, aunque fiero de aspecto, es de compañía. Su talla y morfología actual no le permiten hacer trabajos intensos, y su carácter afectuoso le ha ganado el puesto de mascota en miles de hogares donde es uno más de la familia.
Características del bulldog inglés
El estándar de la raza no indica una talla predeterminada, pero el bulldog suele tener una altura a la cruz cercana a los 40 centímetros. El peso, que sí está indicado en el estándar, es de alrededor de 25 kilogramos para los machos y 23 kilogramos para las hembras.
Éste es un perro de complexión pesada, estatura baja y pelo corto. A primera vista se aprecia que es un animal ancho, poderoso y compacto. La cabeza del bulldog es grande en proporción a su cuerpo y presenta arrugas sutiles tanto en la frente como en las mejillas. El stop es profundo y ancho. El cuello, grueso y fuerte, presenta abundante papada. La cara del bulldog inglés es sin duda su característica más distintiva. Es corta y tiene un hocico ancho y romo, que se inclina hacia arriba con prognatismo evidente. En teoría esta morfología ayuda al perro a morder sin soltar la presa, pero es poco probable que así sea y, de hecho, no es una morfología común en depredadores naturales. De cualquier manera, el mito sigue vigente. Los ojos redondos y medianos están bien separados entre sí y son muy oscuros, casi negros. No deben ser ni hundidos ni saltones. Por su parte, las orejas de inserción alta, son pequeñas, delgadas y en forma de rosa. Los belfos del bulldog inglés cuelgan hacia los lados, pero no en la parte frontal. La nariz es ancha y de color negro. Las mandíbulas son anchas, muy fuertes y cuadradas, y la inferior se extiende delante de la superior y se voltea hacia arriba.
El cuerpo corto y de buena estructura no debe presentar tendencia a la obesidad. La región posterior es alta y fuerte, pero claramente más ligera que la región anterior que es muy robusta. El pecho es ancho, redondeado y profundo, y continúa en un abdomen retraído, nunca colgante. Las extremidades son fuertes, musculosas y robustas. Las hembras son menos desarrolladas que los machos. La línea superior forma un arco suave, siendo el lomo más alto que la cruz. Se llama espalda de cucaracha y es típica de esta raza. La cola, de inserción baja, es de longitud moderada a corta, redondeada, gruesa en la base y terminada en una punta fina. Generalmente el bulldog la lleva baja, y nunca la debe llevar por encima del nivel de la línea superior.
El pelo fino, corto, pegado y liso de estos perros puede ser de color sólido (todo el cuerpo de un mismo color) o tiznado (todo el cuerpo del mismo color, pero con máscara y hocico negros), atigrado, bayo, leonado, rojo, blanco o partido (blanco con combinación de los colores anteriores).
El movimiento del bulldog inglés también es muy característico. El desplazamiento es pesado, con pasos cortos y rápidos sobre la punta de los dedos. Los pies traseros apenas se levantan y pareciera que rozan el suelo. Según el estándar de la raza “ninguna parte del cuerpo del bulldog debe tener un tamaño excesivo en relación a las otras, rompiendo así la simetría general, haciendo ver al perro deforme o interfiriendo con su capacidad de movimiento“, pero esto es discutible. Aunque el bulldog inglés es un perro morfológicamente simétrico, su estructura puede ser considerada por muchos como deforme y puede perjudicar la capacidad de movimiento en cierta medida.
Carácter del bulldog inglés
El bulldog es un perro determinado, fuerte, alerta, valiente y leal. Según el estándar de la raza, también debe ser un animal activo, pero los bulldog adultos suelen ser tranquilos. Este perro demanda mucha atención y no es un animal que deba dejarse solo por períodos largos. Forma lazos intensos con su familia humana y es difícil (aunque no imposible) que cambie de dueño.
Su aspecto fiero generalmente da la impresión equivocada. Estos perros suelen tener un carácter afectuoso, calmo y tranquilo, aunque también son tenaces cuando quieren algo. Suelen ser muy pacientes con los niños y generalmente son excelentes mascotas, pero no son perros muy activos. Por supuesto, no hay que pensar que por el sólo hecho de pertenecer a la raza, un perro va a tener todas esas características. El carácter es variable de un individuo a otro y depende mucho de las condiciones en las que el can vive y ha vivido.
Cuando el bulldog se enfada sin embargo, es un animal que hay que temer. Cuando defiende su territorio, su familia o sus posesiones, es un perro bravo y capaz de causar mucho daño. Por eso, es muy importante socializarlo desde cachorro y educarlo en buenos modales y obediencia canina. Uno de los aspectos que pueden desencadenar la agresión del bulldog es la competencia por comida y juguetes. Estos perros tienen tendencia a ser posesivos, por lo que hay que evitar que se conviertan en guardianes de recursos. El adiestramiento en obediencia y, especialmente, los ejercicios de autocontrol ayudan mucho en esto. Por otra parte, esa característica puede ser aprovechada para hacer del bulldog inglés un buen guardián de la casa. Al no ser un ladrador compulsivo, este perro puede dar la alarma cuando realmente se necesita, y su apariencia puede disuadir a muchos. Sin embargo, su misma estructura física hace que no sea un perro de protección idóneo.
Siendo adulto, el bulldog puede ser agresivo con otros perros, especialmente si son del mismo sexo, y con otras mascotas. Sin embargo, cuando ha sido correctamente socializado, puede llevarse bien con otros perros y otras mascotas. De cualquier manera, muchos propietarios de esta raza prefieren esterilizar a sus perros para reducir la probabilidad de peleas.
Cuidados del bulldog inglés
El calor es un riesgo para la salud del bulldog inglés. La cara extremadamente achatada tiene un efecto sobre las vías respiratorias del perro y dificulta la respiración cuando el bulldog se agita y, en consecuencia, cuando hace mucho calor. Es bueno que el bulldog haga ejercicio moderado para mantenerse en forma, pero el ejercicio intenso puede ser un factor de riesgo, especialmente en climas cálidos. Por supuesto, nunca hay que dejar un bulldog u otro perro en un automóvil cerrado, por el riesgo de choque térmico. Éste no es un perro para ejercicios intensos. No vas a ganar un campeonato de agility con tu bulldog inglés… a menos que solamente compitan perros de esta raza. Sin embargo, sí necesita paseos diarios para ejercitarse y socializar con personas y otros perros. Por otra parte, el bulldog no es un perro para vivir en el jardín. No resiste bien las variaciones climáticas, así que debe vivir adentro de la casa. Además, su gran necesidad de compañía lo hace poco apto para vivir en el jardín. La buena noticia es que es un perro más limpio que otras razas y no es muy activo. La mala noticia es que puede ser muy baboso.
Este perro pierde pelo regularmente, por lo que hay que cepillarlo con frecuencia. Sin embargo, su pelaje es fácil de mantener. El cepillado dos o tres veces por semana suele ser suficiente. Además, hay que limpiar con un paño suave y húmedo, o una esponja suave humedecida, las arrugas y pliegues que se forman en la cara, el cuello y la cola. Luego hay que secar con un paño seco y suave.
Educación del bulldog inglés
El bulldog inglés aprende con facilidad cuando se lo adiestra con métodos positivos, tales como el adiestramiento con clicker. Sin embargo, cuando el adiestramiento canino se basa en técnicas tradicionales y la teoría de la dominancia, se crea mucho conflicto y el perro no responde bien. Sea cual sea el método empleado para entrenarlo, no hay que esperar que el bulldog responda con tanta prontitud a las órdenes como lo haría un perro más atlético (un boxer o un pastor belga malinois, por ejemplo).
Salud del bulldog inglés
Por la intensa y no bien planificada selección artificial a la que ha estado sometida, esta raza presenta muchas enfermedades hereditarias y otros problemas de salud. Entre las enfermedades que son comunes en el bulldog inglés se encuentran la displasia de cadera y de codo, la queratoconjuntivitis, los problemas respiratorios, entropión, ectropión, cataratas, paladar elongado, cola invertida, problemas de piel y torsión gástrica. Por supuesto, también pueden presentarse otras enfermedades de perros, dependiendo del cuidado que recibe cada animal y de su genotipo particular.
Un problema relativamente frecuente, derivado de la cara achatada del bulldog inglés, es la dificultad respiratoria. El exagerado acortamiento de la cara ha llevado a que muchos bulldog actuales presenten problemas respiratorios, aún cuando el estándar indica que esto es indeseable.
Por otra parte, la diferencia de masa entre hembras y machos, sumada a que la parte posterior del cuerpo es ligera mientras la delantera es pesada, dificulta la reproducción de estos perros. Suele ser necesaria la asistencia humana tanto durante el cruce como durante el parto.