La raza canina borzoi forma parte de la historia y de la cultura nacional de Rusia. No obstante, el hecho de que su origen estuviera estrechamente relacionado con los zares casi termina con la raza, pues tras la caída de la monarquía zarista los borzoi fueron prácticamente extinguidos. Se estima que fue desarrollada hace más de nueve siglos.

Se tiene constancia de los primeros ejemplares en el siglo XI, cuando la Crónica francesa relata cómo tres grandes borzois acompañaban a Anna Iaroslavna, hija del Gran Duque de Kiev, cuando llegó a Francia para casarse con Enrique I. Algunas de las figuras más notables que poseyeron perros de raza borzoi fueron Ivan el Terrible, Pedro el Grande, Nicolás II, Puchkine y Tourgueniev. De hecho, se llegó a abrir un criadero muy conocido llamado “Perhinskaya Okhota” que era regentado por el Gran Duque Nicolai Nicolaevitch y Dimitri Valtsev.

Otra figura notable que destaca en la historia del borzoi es la Reina Victoria de Inglaterra, la cual recibió una pareja de perros de raza borzoi como presente. Más adelante raza se extendió por Europa y América y se popularizó gracias a su velocidad en las carreras y por su aptitud para la caza.

El borzoi es un perro de tamaño grande que se clasifica en el Grupo 10 de la FCI, “Lebreles”, y en la Sección 1, “Lebreles de pelo largo u ondulado”. Destaca por su constintuación delgada y robusta, así como ligeramente alargada, que le ofrece un aspecto inconfundiblemente elegante, que algunos incluso describen como “aristocrático”.

Observamos que las hembras son ligeramente largas que los machos, pero ambos presentan huesos fuertes sin ser masivos. La cabeza es delgada, larga y estrecha, con una depresión naso-frontal ligeramente marcada. La trufa es grande y móvil. Posee una mandíbula fuerte, con dientes blancos, que ofrecen una mordida en tijera o en piza. Los ojos son grandes y expresivos, generalmente de color avellana o marrón oscuros. Las orejas son delgadas y móviles, que además suelen apuntar hacia atrás. El cuello es largo y delgado, como sus extremidades, que son especialmente alargadas y musculadas. Por su parte, la cola tiene forma de sable y es larga, delgada y de implantación baja. Cuelga hacia abajo, pero en movimiento suele levantarse.

La altura a la cruz del perro borzoi es la siguiente:

• Machos: entre 75 y 85 cm.
• Hembras: entre 68 y 78 cm.

Para terminar hablaremos del manto, que es suave, suelto y ondulado. De forma natural debemos observar rizos cortos. En la zona de la cabeza el pelo es satinado y corto. En el cuerpo es más largo y ondulado. El manto del cuello es mucho más denso y ondulado. Se permiten prácticamente todas las combinaciones de colores, exceptuando con azul, chocolate y sus derivados. También tiene “flequillos” que suelen ser más claros.

No es fácil determinar el carácter de los perros borzoi, pero de forma general podemos determinar que se trata de un perro equilibrado y tranquilo. Aún así, la educación proporcionada por el propietario terminará de formar el carácter de cada individuo en concreto, que puede ser muy variable. Debemos saber también que, por su pasado como perro de caza, el borzoi puede tener una rápida e impetuosa reacción en determinadas situaciones.

Si bien pueden mostrarse reservados y desconfiados con los extraños, en el núcleo familiar son perros que forman un lazo muy estrecho con sus propietarios. No obstante, su relación con otras personas, animales y entornos dependerá directamente de su etapa de socailización, en la que el propietario deberá esforzarse para ofrecerle experiencias positivas y variadas. Todo ello influirá también en su carácter adulto.

Pueden adaptarse a todo tipo de familias, pero suelen encajar mejor con personas experimentadas en la tenencia de perros que tienen un estilo de vida proactivo e independiente, pues los borzoi no destacan por ser perros especialmente apegados, sino que muestran un carácter muy singular.

El manto del borzoi requiere cuidados regulares, por ello, no debe faltar una rutina de cepillado que llevaremos a cabo dos o tres veces a la semana. Eso nos ayudará a mantener su pelaje sano y libre de nudos. Podemos utilizar un cepillo metálico para las épocas de muda (únicamente una vez a la semana) y una carda suave el resto del año. Los cepillos quita-nudos también pueden ser útiles.

En cuanto al baño, se aconseja realizar un baño cada uno o dos meses, haciendo uso siempre de un champú específico para perros y, a ser posible, un acondicionador, que nos ayudará a mantener el manto más suave y brillante.

Siguiendo con los cuidados del borzoi, prestaremos mucha atención a la rutina de paseos y ejercicio. Será básico realizar un mínimo de entre dos y tres paseos diarios, de 30 minutos como mínimo, para mantener su musculatura a tono, fomentar el olfateo, permitir que haga sus necesidades y socializarlo con otros perros, personas y entornos. Combinaremos uno o dos paseos con ejercicio físico, ya hablemos de footing, traer la pelota o, simplemente, jugar.

También debemos garantizar una adecuada estimulación mental, mediante la práctica de obediencia, habilidades caninas o trucos, pero también podemos practicar juegos de inteligencia, juegos de olfato o actividades variadas. Todo ello nos ayudará a mantener su mente activa.

La educación del borzoi debe empezar de forma pronta, socializando al cachorro con todo tipo de personas, animales y entornos. Este período es especialmente sensible, pues influirá directamente en el carácter adulto del can y nos ayudará a prevenir la aparición de diversos problemas de conducta, como pueden ser el miedo y la agresividad. Es muy aconsejable que durante esta etapa fomentemos la tranquilidad y las conductas positivas mediante caricias, palabras amables e incluso premios.

También enseñaremos al cachorro a inhibir la mordida y a orinar en un periódico, hasta que esté vacunado y listo para aprender a orinar en la calle.

Más adelante iniciaremos al perro borzoi en los ejercicios de obediencia básica, que incluyen el sentado, el tumbado, el quieto y acudir a la llamada. Este aprendizaje es fundamental para una correcta comunicación con el propietario y para el control del perro cuando nos encontremos fuera del hogar. Trabajaremos las órdenes básicas haciendo siempre uso del refuerzo positivo, nunca a través del castigo.

Debemos realizar visitas veterinarias periódicas, cada 6 o 12 meses, para garantizar que nuestro perro recibe una adecuada medicina preventiva. Ello incluye seguir el calendario de vacunación y la rutina de desparasitación. Así mismo, la visita al especialista nos ayudará a detectar cualquier patología rápidamente, lo que suele ofrecer un mejor pronóstico.

No obstante, como ocurre con la mayoría de razas caninas estandarizadas, el perro borzoi es susceptible a padecer diversas enfermedades hereditarias, entre las cuales destacan:

• Síndrome de Wobbler
• Síndrome de dilatación-volvulo gástrico
• Microftalmia
• Atrofia progresiva de retina
• Displasia valvular tricuspide
• Cataratas
• Hipotiroidismo

Terminaremos esta ficha de raza del perro borzoi con su esperanza de vida, que se sitúa entre los 7 y los 12 años.